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En aquest lloc «web» trobareu propostes per fer front a problemes econòmics que esdevenen en tots els estats del món: manca d'informació sobre el mercat, suborns, corrupció, misèria, carències pressupostàries, abús de poder, etc.
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Nuevos apartados:

Los «Cien pasos de una vía de humanidad» de Lluís Maria Xirinacs.
Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.

Al servicio de este pueblo.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.

Diario de un senador.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.

Publicaciones:

Mundo alternativo.
Lluís Maria Xirinacs.

Pequeña historia de la moneda.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.

El capitalismo comunitario.
Agustí Chalaux de Subirà.

Un instrumento para construir la paz.
Agustí Chalaux de Subirà.

Leyendas semíticas sobre la banca.
Agustí Chalaux de Subirà.

Ensayo sobre Moneda, Mercado y Sociedad.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.

El poder del dinero.
Martí Olivella.

Introducción al Sistema General.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.



G. PROPUESTAS SOBRE EL SISTEMA ECOLÓGICO Y EL SISTEMA ECONÓMICO
IDEAS Y PRINCIPIOS.

G. PROPUESTAS SOBRE EL SISTEMA ECOLÓGICO Y EL SISTEMA ECONÓMICO - CONSTRUCCIÓN DE UNA MACROECONOMÍA PARA LA SOSTENIBILIDAD

G. PROPUESTAS SOBRE EL SISTEMA ECOLÓGICO Y EL SISTEMA ECONÓMICO - PROTECCIÓN DE LAS CAPACIDADES DE DESARROLLO Y PROGRESO HUMANO

G. PROPUESTAS SOBRE EL SISTEMA ECOLÓGICO Y EL SISTEMA ECONÓMICO - RESPETO POR LOS LÍMITES ECOLÓGICOS DEL PLANETA

G. propuestas sobre el sistema ecológico y el sistema económico ideas y principios.

G01. Mucho se ha insistido en la creencia que para mejorar los bolsones de pobreza es necesario tener riquezas que distribuir, y que la equidad mal entendida es igualar hacia abajo en lugar de ayudar a crecer. Y también mucho se ha insistido en que apoyando el crecimiento en gran medida es una buena manera de combatir la pobreza y la indigencia, ya que la bonanza de una manera o de otra termina por desbordar y por llegar a todos los sectores o a la mayoría de ellos. Y también mucho se ha dicho en referencia a que es mejor ocuparse de administrar el crecimiento y la justa distribución para así obtener logros sociales, que ocuparse de administrar la pobreza para así atender las situaciones más comprometidas. Indudablemente debe cuestionarse la "religión del crecimiento", porque este mito a las claras ya ha mostrado su fracaso. Y ya lo ha hecho mostrando a 2.000 millones de personas que a duras penas sobreviven con menos de dos dólares estadounidenses al día, y mostrando a los 1.000 millones de humanos que hoy día sufren hambre y desnutrición. Y también la indicada política, el indicado paradigma socioeconómico, ha mostrado sus límites y sus falencias, con los 200 millones de personas adicionales en situación comprometida que surgieron como consecuencia de la crisis financiera del año 2008. Y ha fracasado el supuesto indicado, al demostrarse incompatible con el mantenimiento de los equilibrios ecológicos de que dependemos para sobrevivir, y también ha fracasado, incluso según su propio criterio de éxito, porque en ciertos momentos críticos no se ha podido proporcionar estabilidad económica, ni se ha podido garantizar un nivel de vida digno a la mayoría de la humanidad. Seguimos suponiendo que, una vez pase la actual crisis financiera volveremos a reanudar el camino del crecimiento y de la bonanza, y entonces, y en consecuencia, las medidas hasta el presente adoptadas desde las posiciones de poder, singularmente van en este sentido, junto con la implantación de tibias medidas de control, que tienden a alejar la posibilidad de que en el futuro se den condiciones similares a las que en el pasado han desatado las reiteradas crisis. Por cierto, nos gustaría que el crecimiento fuera ilimitado, y nos encandilamos con ese espejismo a pesar de que la lógica indica que el mismo no es sostenible. Y no solamente estos espejismos y estas ilusiones se dan en los países más empobrecidos, en los que ciertamente hay mucho para mejorar, sino también en las sociedades adelantadas y opulentas, en las que una mayor riqueza material necesariamente no se corresponderá con un aumento de la felicidad, como engañosamente con frecuencia nos han querido hacer creer.
Esta ceguera colectiva tiene explicación sencilla:
(a) Sin crecimiento, el sistema económico y financiero actual colapsaría;
(b) Con una profunda reforma del tejido financiero y en particular del sistema financiero internacional, muy pronto desaparecerían las encubiertas y grandes sangrías de recursos que hoy día oscuramente benefician a un puñado de grupos privilegiados, y por tanto a toda costa hay que impedir esta posibilidad. Los problemas de todo tipo que hoy día nos aquejan, no tienen tanto su causa en el modo efectivo de producción (por más que aquí también se requieren propuestas de cambio), sino que en lo fundamental tienen su origen en la estructura financiera y bancaria y especulativa que hoy día mueve al mundo. Para salir de esta coyuntura viciosa y repetitiva, hay que reformar la banca así como el sistema financiero en general. Para salir de esta coyuntura maligna, hay que cambiar la naturaleza del dinero, derivando al uso de monedas digitales, nominativas, y explicativas de transacciones.

G02. La difícil situación a la que hoy día nos enfrentamos, de hecho es directamente causada por el actual sistema capitalista socioeconómico-productivo-liberal que hoy día nos rige. Pero atención, esta realidad que rompe los ojos, no necesariamente invalida todos los principios sobre los cuales se basa dicho sistema económico y social. La lisa y llana sustitución del actual modelo por otro basado en principios muy diferentes y opuestos, no necesariamente asegura el éxito. La sencilla erradicación del sistema capitalista actual y su sustitución por algo diferente, incluso puede representar un retroceso en lugar de un avance. Está bien plantear como norte un cambio de modelo o al menos su profunda reestructura, pero atención, es muy difícil establecer una modificación de este tipo en un tiempo breve y a escala planetaria; por tanto, tendremos que acostumbrarnos a la idea que las reformas y reestructuras serán progresivas y más bien lentas, y que no todos los países y las regiones irán al unísono con estas modificaciones. Por otra parte, es necesario reconocer que los artífices del nuevo sistema no necesariamente serán unos iluminados, y por tanto, la progresividad casi obligada de las medidas que se vayan adoptando, vendrá muy bien para así ir adquiriendo experiencia, evaluar realidades, e introducir convenientes adaptaciones y ajustes. Además, es necesario reconocer que las mayores dificultades para recorrer un camino de cambio como el indicado, muy probablemente no vendrán desde los sectores técnicos sino desde los ámbitos políticos. Complementariamente, y atendiendo a que casi con seguridad el cambio de modelo será progresivo en el tiempo y en la geografía, el beneficio de obtener una propuesta novedosa y factible, en buena medida radicará en la inteligencia con la que se plantee el período de transición, en el cual obligatoriamente deberán convivir los dos sistemas de una manera armoniosa y no traumática.

G03. Establecer un Fondo Tecnológico Internacional para apoyar proyectos con sostenibilidad económica, y para también establecer un inventario de tecnologías apropiadas y liberadas de derechos de propiedad intelectual, y en particular de patentes, que así pasarán de monopolios privados al dominio público, con libre accesibilidad o con muy bajos costes. Las economías de los países enriquecidos tienen que resignarse a que el crecimiento sin límites es insostenible a nivel mundial, e incluso también insostenible al nivel restringido de las actuales regiones centrales dominantes, y por tanto tendrán que favorecer y apoyar un crecimiento razonable de las economías de los países hoy día empobrecidos, y que sea compatible con sensatos y justos y reflexivos objetivos sociales. La presente recomendación de principios por cierto no debe quedar únicamente en una expresión de deseo, ni en los hechos quedar desvirtuada por desbalances de otro tipo a nivel de los intercambios internacionales. Plantear recomendaciones como la aquí esbozada por cierto es algo positivo e inteligente, pero que de poco servirá si se la pretende impulsar conviviendo con un muy injusto y desequilibrado sistema de intercambios. Por cierto y concomitantemente, allí también se deberán introducir importantes y valientes reformas, que incluso por ejemplo contemplen la erradicación del concepto clásico de interés compensatorio en relación a los créditos y débitos entre países. En este reducido contexto por cierto no corresponde entrar en mayores detalles, pero como orientación puede decirse que conviene recordar a los grandes de la economía, y entre ellos a John Maynard Keynes y a Ernst Friedrich Shumacher.

G04. Compartir en mayor grado la tecnología entre países desarrollados y países en desarrollo, sin que ello menoscabe apreciablemente las inversiones de riesgo en investigación e innovación, ni el esfuerzo en incrementar los conocimientos. Crear centros de muy alto nivel en toda la geografía, para apoyar el perfeccionamiento de tecnologías e innovaciones apropiadas, así como para defender e impulsar su desarrollo y aplicación para el bien vivir. El conocimiento es universal, y pareciera como que los derechos de autor y de patente son actualmente exageradamente generosos, o al menos exageradamente exigentes con los sectores sociales más frágiles; por tanto debe estudiarse esta cuestión con más profundidad, de forma de arribar a un nuevo equilibrio en el cual los derechos de los países pobres y de los sectores más débiles de la sociedad se encuentren mejor defendidos y contemplados.

G05. Manejar financieramente la sociedad toda de forma de desperdiciar los menores recursos que sea posible y obtener la mayor utilidad posible, no será tarea fácil, ni en el plano productivo, ni en el plano social, ni en materia de cooperación. En ciertos casos los proyectos sociales y de desarrollo, y los fondos de cooperación, podrán ser administrados y orientados directamente desde lo local o con muy directa participación estatal. En otros casos ello podría no ser conveniente, y entonces organismos y asesores internacionales deberán encargarse. La específica formación de fondos de auxilio, de investigación, de emergencia, de apoyo social, para el desarrollo regional, para enfrentar el cambio climático, etcétera, parece en principio una buena idea, aunque la administración de esos fondos y la conducción de los proyectos y de las investigaciones, muy posiblemente convenga orientarlas de forma heterodoxa y no en forma muy estándar y uniforme. Lo señalado puede ser una vía que resulte útil, y las metodologías puestas en juego y la evaluación de resultados, darán la palabra final sobre si es o no conveniente esta forma de encare de asuntos vinculados al desarrollo y a lo social.

G06. Desde algunos sectores se reclama mejorar la redistribución de la riqueza a través de un salario universal. Se indica por ejemplo que el primer paso podría ser la explícita remuneración del trabajo de las mujeres en la reproducción social y en el cuidado de la prole y de la familia, como reconocimiento a su aporte a la economía global, y para así reducir especialmente la pobreza y las situaciones críticas en familias monoparentales con mujer jefe de hogar, lo que también es fuente de violencia ya que en general la mujer cumple un rol muy importante y esforzado con un insuficiente grado de apoyo por parte de la sociedad, y lo que es peor aún, soportando a veces situaciones muy desgraciadas y desesperantes. También algunos sectores promueven reconocer la frecuente sabiduría y experiencia de la mujer rural en su trato con la naturaleza, en la producción de alimentos, en la atención a la salud de las zonas rurales, etcétera. Las mujeres suelen ocupar el último lugar en la repartición de la riqueza, en el acceso a bienes y oportunidades, en el acceso a la educación, en el acceso a cargos de dirección, y en algunos otros variados aspectos. En muchos casos las mujeres realizan trabajo reproductivo y de cuidado no remunerado, tienen una participación no asalariada en la producción agrícola y en empresas familiares, un sueldo más bajo por igual labor y responsabilidad, y también sufren discriminación por embarazo, entre otros asuntos que con notoriedad deberían estudiarse y en alguna medida corregirse o atenuarse. Una estimación del valor del trabajo no remunerado hecho por mujeres a nivel del mundo todo, según la ONU, ronda por lo menos los once mil millones de dólares estadounidenses anuales. Dadas estas consideraciones, desde varios sectores se solicita que los Estados reconozcan formalmente el trabajo de las mujeres en la reproducción de la vida y la sobrevivencia de las comunidades, entre otras cosas validando este esfuerzo para la seguridad social, o incluso otorgando un salario mínimo y en efectivo, y para ello proponen distintas vías de financiamiento (creación de una tasa o impuesto especial, dar facilidades a las mujeres para su formal inscripción como trabajadoras en el hogar, etcétera). Indudablemente hace falta profundizar en estudios de género, así como en políticas públicas y gubernamentales en apoyo a tareas generalmente desarrolladas por mujeres en el hogar, tales como cuidado de niños y enfermos, mantenimiento de la unidad y funcionamiento del hogar, etcétera. Ahora, a corto y mediano plazo indudablemente nuestra sociedad no parece estar bien preparada para implementar los recién citados beneficios con carácter general, por la disparidad de situaciones y de cuestiones a atender. Cierto, las mujeres, los ancianos, los niños, los minusválidos, los desocupados que real y sinceramente buscan trabajo y no lo encuentran, merecen el apoyo de la sociedad porque son parte del tejido social más débil de la misma, pero en una primera instancia deberíamos orientar estas ayudas con oportunidades, y con servicios gratuitos o de muy bajo costo, mucho más que con el otorgamiento de sumas dinerarias directas a los beneficiarios. Tal vez en un futuro, y cuando ya nos encontremos inmersos en una madura sociedad telemática que use dinero digital, nominativo, e informativo, tal vez en ese momento podamos dar ayudas en forma de sumas monetarias para su administración directa a los beneficiarios, aunque parecería que no fuera buena la idea de dar el carácter de salario a este tipo de apoyo; ayudas por parte de la sociedad como las indicadas, siempre deberían ser muy personalizadas, depender de la situación particular de los individuos y de las familias involucradas, y deberían regularse de forma de atender únicamente las carencias específicas que se pudieran estar dando, y sin pensar en sumas uniformes para cada uno de los integrantes de la población meta.

G07. Exigir cambios de política y compensaciones por la destrucción de áreas rurales, que ha sido inducida por el crecimiento incontrolado de las ciudades y también por ciertas actividades económicas (especialmente las relacionadas con grandes emprendimientos productivos o de implantación de infraestructuras, en las que generalmente están involucrados los grandes centros de poder y las multinacionales). El actual modelo económico neoliberal prioriza la obtención de lucro por encima de una importante serie de cuestiones, impactando negativamente en muchos aspectos, por ejemplo en la urbanización descontrolada o muy mal regulada, en cuestiones vinculadas con las migraciones internas e internacionales, en relación a los asentamientos y a la pobreza, etcétera, etcétera. Además, es notorio que importantes intereses económicos están detrás de muchas guerras, de muchas intervenciones de carácter neocolonial, de muchos condicionamientos e intervenciones, de muchos enfrentamientos entre hermanos y entre vecinos. Todo esto tiene que cambiar, en apoyo de un mundo más racional y equilibrado, en apoyo del retorno de campesinos y trabajadores rurales a sus áreas tradicionales de origen, en apoyo de una distribución más justa y equitativa de la riqueza en la geografía, en apoyo de un planeta con menor polución y con menores desvíos del clima, en apoyo a menos graves problemas sociales, en apoyo a menores discriminaciones de género.

G08. Los Acuerdos de Asociación, los Tratados de Libre Comercio, los Acuerdos Aduaneros y sobre Aranceles, etcétera, son formas comerciales establecidas entre dos países o entre varios países, con la finalidad de incrementar entre ellos tanto las inversiones como el comercio, los intercambios culturales y las investigaciones científico-tecnológicas, etcétera. Ahora bien, por ciertos estos convenios a veces se encuentran bastante equilibrados, y a veces benefician más particularmente a alguna de las partes. Por cierto, estos arreglos siempre implican una modificación de la situación interna de los países involucrados, así que no es inusual encontrar sectores que han sido influidos negativamente o que dicen haber sido influidos negativamente frente a estas realidades. Claro, todo cambio modifica intereses, así que perfectamente puede pasar que ello afecte negativamente a unos y positivamente a otros. La modificación de una parada en el transporte colectivo de una ciudad, la rectificación de una ruta, la implementación en una avenida de un carril sólo para ómnibus y taxis y ambulancias, etcétera, etcétera, a veces son resistidos por ciertos grupos de una manera por momentos enérgica y vehemente. Ante estas situaciones, lo importante para un determinado país o comunidad, es que el balance entre efectos positivos y negativos sea netamente favorable a los primeros. Claro, la problemática que en muchos casos se plantea, es que en la evaluación de resultados a veces priman razones políticas o ideológicas, y a veces también los efectos cruzados son sumamente complejos y variados, todo lo cual contribuye a que sea difícil establecer una evaluación técnica categórica, y lo cual también desorienta a muchos, y especialmente a los comunes, a los llamados ciudadanos de a pie. Por otra parte, también es justo reconocer que en este tipo de acuerdos a veces disimuladamente se incluyen cláusulas que terminan por perjudicar muy particularmente a una de las partes. Por ejemplo, (1) a veces en los intercambios de contenedores entre las partes se obliga a que el transporte siempre se realice en una particular marina mercante y a precios no especialmente definidos, o (2) se involucra de alguna manera derechos de propiedad intelectual que ya se sabe una de las partes no va a comerciar porque desarrolla muy poca investigación, o (3) se abren las puertas comerciales a paquetes tecnológicos (tal vez agroquímicos o transgénicos) con muy pocos controles técnicos, o se ofrecen falsas soluciones en materias tales como agrocombustibles, geoingeniería, nanotecnología, tecnología Terminator, y similares, que únicamente agudizarán los problemas ambientales, y/o que generarán desempleo y problemas diversos, etcétera, etcétera. ¿Cómo actuar frente a este tipo de Acuerdos o Convenios o Tratados? Por un lado, justo es reconocer que no conviene rechazar de plano estos mecanismos, bajo el argumento que podrían ser peligrosos o podrían encerrar peligros. Habrá que analizar caso por caso. Por otra parte, justo es reconocer que a veces los intercambios que se amparan o que se incentivan, bien pueden implicar la aceptación del manejo de sustancias peligrosas, o la aceptación de procesos que perjudican al medio ambiente, o también provocar graves situaciones de desempleo en ciertas regiones, y estas cosas no necesariamente son claras de determinar durante el proceso de negociación. En resumen y en relación a lo anterior, no es posible prohibir o recomendar no usar estos mecanismos con carácter general. Mas bien sería más inteligente establecer normas generales y mundiales, que por encima de emprendimientos binacionales o nacionales y de las correspondientes autorizaciones y acuerdos, siempre defienda al medio ambiente, y siempre defienda afectaciones sociales de cierta entidad y generalidad, obligando en estos casos a la compensación de perjuicios y a la reparaciones como medida vinculante y obligatoria. Algo como lo indicado bien podría ser una solución inteligente a lo planteado.

G09. Los países contaminadores que a través de sus industrias y de sus hábitos consumistas están cambiando el clima del planeta, por cierto tienen una enorme responsabilidad en cuanto a la resolución o atenuación de esta problemática, y deberían contribuir técnica y financieramente a la resolución de la misma. Y entre otras cosas, esas naciones deberían otorgar los recursos y los medios adecuados, para la restauración y el mantenimiento de los bosques y de las selvas, buscando a estos efectos la colaboración y participación de los pueblos y de las estructuras orgánicas ancestrales originarias. Se entiende lógico buscar esta participación directa, pues precisamente esos grupos han sido los desplazados y afectados por los cambios climáticos y por los emprendimientos mal encausados en sus zonas de afincamiento, y por lo tanto ellos merecen algún tipo de reparación. Los acuerdos derivados de esta recomendación deberían quedar por fuera de eventuales compensaciones en el marco del mercado del carbono.

G10. Promover una economía verde, promover un desarrollo sustentable. Economía, ecología, y bienestar, no son incompatibles. Promover los principios de la economía ambiental en toda su extensión imaginable, teniendo en cuenta los impactos negativos de las actividades humanas sobre nuestra propia especie, sobre los ecosistemas, sobre la biodiversidad.

G11. Imponer límites progresivamente más reducidos sobre el consumo de todos los recursos no renovables. La imposición de límites estrictos a las emisiones de CO2 y otros contaminantes, con importantes penalizaciones económicas a los desvíos, es vital para una economía sostenible. Sobre los recursos renovables hace falta identificar, grosso modo, qué nivel de consumo es compatible con su mantenimiento, y una vez sean determinados, esos límites son los que tienen que gobernar la nueva macroeconomía y los nuevos sistemas productivos, así como los niveles de consumo.

G12. Dar prioridad al desarrollo humano y al desarrollo sostenible, invirtiendo, al mismo tiempo, sobre el capital humano y sobre la conservación y preservación del medio ambiente.

G13. Acordar sobre políticas e instrumentos de desarrollo sostenible, que garanticen la protección del entorno y de los recursos naturales.

G14. Como indicador básico de referencia, sustituir el Producto Interior Bruto por el Índice de Desarrollo Humano (IDH), basado principalmente en las siguientes variables: Esperanza de Vida, Nivel de Instrucción, y Renta por Habitante.

G15. Reestructurar los mercados energéticos, para dar prioridad a la eficiencia energética y a las energías limpias.

G16. No hay que endiosar ni demonizar a los mecanismos de mercado. Cierto, los actuales mecanismos de mercado hacen muy poco por combatir o atenuar el cambio climático que afecta el globo, y que a todas luces ya está provocando desastres, y muy presumiblemente los provocará aún más en el futuro, pero la culpa no está en la herramienta en sí misma, sino en el mal uso que estamos haciendo de ella. Es posible orientar los mercados con regulaciones, con controles, con impuestos, con una legislación clara y acorde, y un sistema judicial eficiente y rápido. Pero ciertamente, para ello poder hacer, se necesita que el contexto general económico-financiero-productivo sea ordenado y transparente, pues si no lo fuera es muy difícil orientar la producción y la economía en el buen sentido. La orientación con objetivos claros y precisos es muy difícil de realizar si no sabemos bien donde estamos parados, y si sólo podemos evaluar confusamente y tardíamente los efectos de tales o cuales medidas. La orientación es muy difícil de concretar si las regulaciones que se imponen pueden ser evitadas o desvirtuadas bajo ciertas circunstancias. La orientación es muy difícil de acometer en un contexto donde pueda existir la evasión fiscal y la morosidad fiscal. La orientación es muy difícil de consumar en un contexto judicial en donde las pruebas sean de difícil concreción. Si se desea que los mecanismos de mercado jueguen a favor de los pueblos y a favor del medio ambiente y a favor de un sistema de vida sostenible en el tiempo, no hay otra que primero poner orden en la casa, no hay otra que comenzar por ordenar y transparentar la economía y las transacciones, y que entonces, en base a este nuevo entramado, ahí sí regular y controlar y orientar en el buen sentido y en forma eficiente. Debemos convencernos. Los grandes desafíos globales a los que hoy día nos enfrentamos, no podrán ser resueltos en el actual tejido económico-financiero-judicial, puesto que en ese contexto habrá siempre desvíos de entidad que no podremos evitar ni controlar. Las soluciones a las problemáticas sociales y medioambientales solamente podrán ser halladas en la medida que nos animemos a organizar un verdadero Gobierno Mundial, y en la medida que implantemos una verdadera sociedad telemática basada en monedas telemáticas.

G17. Crear un Sistema Fiscal Global contra la Contaminación, bajo las consignas: "Quien contamina paga"; "Quien perjudica remedia e indemniza". Los responsables de la contaminación y de algún tipo de perjuicio medioambiental (tanto de tipo atmosférico como marítimo como de cualquier otra clase) tienen que asumir plenamente sus responsabilidades. Hay que crear más impuestos ecológicos globales así como incentivar a los Estados en la protección sus espacios naturales y en el cuidado y el amparo en cuanto a la sanidad de sus comunidades.

G18. El foco de la reestructura de nuestro sistema socioeconómico y productivo, en buena medida debe centrarse en la "Reforma Fiscal", en los distintos niveles nacionales y en el nivel internacional. Entre otras cosas, allí se debe contemplar por ejemplo, convenientes reparaciones económicas por las agresiones al medioambiente, sean del tipo que fueren, y tuvieran o no un alcance extendido. Cierto, en otras épocas se dieron subsidios, a veces generosos, a la energía y al transporte, como forma de controlar la inflación, y/o como forma de incentivar el desarrollo, etcétera. Hoy día parece más propicio que el precio de la energía y del transporte refleje en forma transparente sus propios costes internos, y que en todo caso y como medida finalista, se recarguen con impuestos las soluciones que manifiesten inconvenientes. Obsérvese los contrasentidos en los que a veces se incurre. Por un lado se desea impulsar las energías nuevas, renovables, y limpias, pero por otro lado se pone el grito en el cielo cuando el precio del petróleo se encarece más allá de ciertos límites. No, no, y no, los precios también ayudan a regular y a orientar la economía. Tarde o temprano el petróleo producido no va a ser suficiente para cubrir la demanda, si no hay una reorientación drástica de nuestro sistema de transporte y de nuestro esquema productivo. Por tanto pensemos que a la hora presente es bueno pagar caro transporte y energía, como forma a largo plazo de encontrar adecuadas alternativas al uso de combustibles fósiles.

G19. Promover reconocimiento y medidas en relación a la deuda ecológica. Los países industrializados han basado y basan su desarrollo y bienestar pasados y actuales, en la industrialización acelerada y bastante desregulada, agresora del medio ambiente y también peligrosa para la preservación de la biodiversidad y de la propia sanidad humana. Y esto nos ha perjudicado a todos, a las actuales generaciones y a las futuras. Y ello ha perjudicado y perjudica a todas las poblaciones y a todos los países del mundo. Reconozcamos con generalidad el principio "Quien perjudica es quien financia las reparaciones", "Quien daña es quien repara o compensa el daño". La comunidad internacional toda, y en particular los países más implicados y más ricos, deben reconocer la deuda ecológica que los países más industrializados acumulan hacia los países del sur y hacia la comunidad internacional toda, y por tanto entre todos deberíamos analizar e implementar los mecanismos para de alguna forma restituir o cumplir dicha deuda, aplicando de ahora en más sanas políticas de producción y de consumo, y evitando que en el futuro otra vez se generen situaciones negativas y desequilibradas como las señaladas en esta recomendación.

G20. Cambios sustantivos en nuestro entramado social y financiero y productivo, modificaciones importantes en nuestro perfil consumista, sin lugar a dudas sólo lograrán implantarse con muy buenos programas educativos, así como con muy buenas campañas publicitarias, de apoyo a la economía solidaría y sostenible, y de reestructura y reforma de las bases mismas del entramado social y monetario. Si las empresas industriales, comerciales, bancarias, comunicativas, continúan orientando su accionar con criterios muy egoístas y de corto plazo, buscando la primacía de los beneficios crematísticos de los accionistas o propietarios, bien por encima de los beneficios de los trabajadores, de los consumidores, de la sostenibilidad ambiental, y de las problemáticas sociales fundamentales, tal vez será necesario emprender muy buenas e inteligentes campañas y concertaciones para comprar, ahorrar, invertir, trabajar, e interactuar, solamente con y en aquellas empresas, tiendas, comercios, bancos, y medios de comunicación, que apuesten claramente por una economía solidaria y sostenible. El consumidor, el oyente, el televidente, el comprador, el empleado, el paciente, sin duda tienen un poder potencial enorme si actúan en forma más o menos concertada. Y para obtener cambios sociales y estructurales de cierta entidad, probablemente deberemos recurrir a todas las formas posibles de convencimiento y de acción.

G21. Los ajustes estratégicos deben estar orientados a favorecer a "las personas" y al "medio ambiente" y a las "cuestiones sociales". Por demasiado tiempo hemos priorizado al "capital" y a la "especulación" y al "desarrollo empresario" y a los "emprendimientos de enorme lucro pero ilegales".

G22. Añadir un sector de representatividad civil para equilibrar el sector empresarial en los fideicomisos públicos. Se trata de que haya apoderados para los interesados no representados, es decir, que de oficio queden representados los afectados por la contaminación y las generaciones futuras y las especies no humanas, adjuntando los bienes comunes restantes del capital natural (atmósfera, espectro electromagnético, tierras públicas, etcétera). Al dar precio a elementos generalmente no considerados, al pedir reparaciones para quienes generalmente no tienen voz ni pueden reclamar, se incidirá en reparaciones y reparticiones con un mayor criterio de justicia.

G23. Tender hacia una economía de estado estacionaria, es decir, una economía relativamente estable, en que fluctúe ligeramente el producto de la población y el consumo per cápita.

G24. Debemos cambiar las estructuras económicas e incentivos actuales que, por lo general, hacen menos rentable producir a escala pequeña para las necesidades locales utilizando materias primas locales (la clase de sistemas de producción con frecuencia necesarios para vivir dentro de la capacidad de carga aceptable para la Tierra). Hasta que esas estructuras e incentivos no comiencen a cambiar, nuestro comportamiento económico debería estar fuertemente informado e influido por decisiones basadas en valores: ¿Cuánto es suficiente?; ¿Cuál es la relación entre los niveles de consumo material y el bienestar humano?; ¿Depende nuestra riqueza de la pobreza de otros?; ¿Depende nuestro bienestar de la degradación del medio natural o de la biodiversidad?

G25. Para una transición de la economía contaminante a una economía verde, en términos políticos, son fundamentales cuatro orientaciones básicas: (1) Establecer normas estrictas desde el punto de vista ecológico y social, con miras a limitar los daños a la naturaleza, y respetar los derechos de las poblaciones; (2) Exigir a los países industriales del norte, en cuyo interés se realizan muchos megaemprendimientos, que debe reducir su consumo de energía y de recursos naturales, así como sus emisiones de gases con efecto invernadero, y también que debe financiar los esfuerzos de los países del sur orientados a proteger la naturaleza y a respetar los derechos sociales; (3) Establecer normas internacionales, sancionadas por un tribunal internacional, con el fin de evitar penurias a aquellos países que respetan estrictamente los principios de protección ambiental y equidad.

G26. Todo el entramado financiero deberá ser revisado. Los fondos de inversión pertenecen a las personas, y las ganancias obtenidas deben repercutir en ellas, por ejemplo bajo formas de participaciones productivas en la mejora de sus propias condiciones de vida. El lugar y la función de la liquidez circulante, no es para facilitar la participación en riesgos especulativos, ni para facilitar disimular riqueza en los paraísos fiscales, para que un día estos manejos se vuelvan un arma contra la propia sociedad y los Estados.

G27. Para las economías occidentales adelantadas, la prosperidad sin crecimiento ya no es un sueño utópico, sino una necesidad financiera y ecológica. Y a pesar de muchos esfuerzos y de muchas adhesiones, no se está progresando adecuadamente hacia la sostenibilidad. El obstáculo principal es la apuesta absoluta por el crecimiento, impulsada fundamentalmente desde las cúpulas gubernamentales. La crisis actual sin embargo, puede ser una buena oportunidad para que los Gobiernos y los políticos demuestren liderazgo, y promuevan a nivel internacional actuaciones en favor de la sostenibilidad. El mensaje más claro de la crisis financiera del 2008, es que los fundamentos de nuestro modelo de éxito económico son defectuosos y contraproducentes, y que por lo tanto los tenemos que revisar y cambiar.
G28. La construcción de una economía sostenible plantea considerables exigencias al sistema político. Hace falta un esfuerzo y un compromiso por parte de los Gobiernos, para diseñar y establecer una serie de políticas viables y posibles, que sean el comienzo de una transición efectiva a unos años vista. Hace falta que las fuerzas políticas elaboren y ofrezcan programas políticos, para iniciar la transición hacia una economía y una sociedad sostenibles, basadas en una nueva macroeconomía capaz de guiarnos hacia una prosperidad duradera, una prosperidad sin crecimiento, una prosperidad respetuosa del medio ambiente. Y también hace falta rediseñar la relación entre los Estados y la Sociedad Civil, de tal forma que esta última sea tomada en cuenta en las decisiones que impacten a los pueblos y/o al patrimonio natural.

G. PROPUESTAS SOBRE EL SISTEMA ECOLÓGICO Y EL SISTEMA ECONÓMICO - CONSTRUCCIÓN DE UNA MACROECONOMÍA PARA LA SOSTENIBILIDAD

G29. La economía debe ser reformada, el tejido financiero-productivo-social debe ser reestructurado. Y los cambios deberán orientarse respetando al menos las siguientes tres premisas: (A) Construcción de una nueva macroeconomía para la sostenibilidad; (B) Protección de las capacidades del desarrollo y del progreso humano; (C) Respeto por los límites ecológicos del planeta.

G30. Hay que desarrollar nuevas funcionalidades en el entramado macroeconómico. Hay que desarrollar herramientas para explorar diferentes configuraciones e interrelaciones entre las variables macroeconómicas más importantes, y también entre éstas y las variables ecológicas. Y hay que construir esta base de tal manera que al menos permita: (1) Explorar las necesidades de inversión asociadas a una economía sostenible y social; (2) Comprender las implicaciones económicas de una restricción estricta de las emisiones de CO2; (3) Evaluar el impacto sobre la estabilidad económica de los cambios en los activos naturales, y en el funcionamiento de los ecosistemas.

G31. Los Estados preferentemente deben invertir en creación de puestos de trabajo, en infraestructuras, y en activos físicos. Además, también es muy importante dar buenos y amplios servicios sociales o al menos apoyar este tipo de prestaciones, especialmente aquellas y aquellos que puedan utilizar y disfrutar y necesitar las familias y los individuos con menores recursos (bibliotecas, centros sociales y culturales, cuidado de niños y de enfermos, prestaciones a las familias, alimentación en comedores y a los domicilios, etcétera); y las posibilidades de intervención de los Estados en este sentido son amplias, y van desde prestaciones directamente brindadas por instituciones estatales y municipales, a apoyos dados a cooperativas e instituciones sociales que tengan los cometidos señalados, convenios con empresas y embajadas y organismos internacionales, etcétera, etcétera. Prioritario debe ser también: (a) Dirigir correctamente inversiones en sectores clave, energías renovables, construcción y mantenimiento de infraestructuras públicas, transportes públicos, espacios públicos, administración digital; (b) Apoyar rehabilitación o reequipamiento de edificios y viviendas para mejorar su eficiencia energética; (c) También promover fiscalmente y apoyar la creación de empresas especializadas en eficiencia energética y tecnologías limpias; (d) De alguna forma encargarse del mantenimiento y la protección de ecosistemas.

G32. Aumentar la prudencia financiera y fiscal. El crecimiento económico de los últimos tiempos se ha alimentado de un consumo excesivo de productos domésticos, de inversiones inmobiliarias, de compra de automóviles, etcétera, financiado con deuda, que ha acabado por tornar más inestable la economía. Hay que impulsar ahora una época de prudencia financiera y fiscal: Reformar la regulación nacional e internacional de los mercados financieros; Aumentar el control público sobre la masa monetaria y sobre la creación del llamado dinero bancario; Incentivar el ahorro doméstico orientándolo de ser posible a inversiones públicas estratégicas; Prohibir o reducir a un mínimo las prácticas financieras especulativas y poco escrupulosas, que desestabilizan los mercados, que se enriquecen sin aportar riqueza efectiva a la sociedad, y que encima y en muchos casos, son predadoras del ambiente natural; Proteger a los consumidores de un excesivo endeudamiento a través de prácticas comerciales generalmente engañosas.

G33. Reformar la contabilidad macroeconómica. Las insuficiencias y confusiones que resultan de la utilización del PIB como casi única medida importante de la actividad económica, ya han sido ampliamente establecidas. Hacen falta nuevos índices de medida y control, y también indicadores mucho más precisos que de alguna forma también introduzcan o contemplen intereses sociales: Que contabilicen correctamente las variaciones de los activos; Que incorporen las pérdidas de bienestar y las consecuencias de las desigualdades económicas; Que tengan debidamente en cuenta la pérdida de recursos naturales no renovables y de otras formas de capital natural; Que contabilicen los costes sociales de las emisiones de carbono y de otros efluentes; Que de alguna forma manejen monedas telemáticas, no solamente para así lograr cálculos más afinados, sino también para obtener ventajas derivadas del seguimiento de largas cadenas de pago (lo que es permitido por el uso del dinero digital y nominativo y explicativo).

G. PROPUESTAS SOBRE EL SISTEMA ECOLÓGICO Y EL SISTEMA ECONÓMICO - PROTECCIÓN DE LAS CAPACIDADES DE DESARROLLO Y PROGRESO HUMANO

G34. Compartir el trabajo y mejorar la relación trabajo-vida. En una economía sin crecimiento, las políticas de reparto del trabajo son esenciales por dos razones principales: (1) Para conseguir estabilidad económica y social, y (2) Para proteger los puestos de trabajo y los salarios de las personas. Pero, además, la reducción de la jornada laboral puede contribuir a mejorar el balance trabajo/vida. Hace falta que las políticas a implementar incorporen: (a) Reducción planificada de la jornada laboral; (b) Flexibilización de horarios; (c) Trabajos a tiempo parcial sin discriminación en la formación, la promoción, la seguridad laboral, etcétera; (d) Mejores incentivos para los permisos familiares, las vacaciones sabáticas, etcétera; (e) Facilidades y estímulos para la formación continuada, y para las actividades culturales y artísticas y recreativas; (f) Facilidades para el trabajo desde el hogar o teletrabajo; (g) Control sobre las ocupaciones de las personas, para que no se aproveche la disminución de la jornada laboral para el doble empleo.

G35. Reducir las desigualdades económicas sistémicas. Las desigualdades sistémicas de ingresos incentivan el consumo de prestigio social, aumentan la ansiedad, estropean el capital social, y reducen la calidad de vida tanto de los adictos al trabajo como de los menos afortunados. Se tiene que invertir la tendencia actual de aumento de las desigualdades año tras año. Los mecanismos redistributivos son bastantes conocidos: Revisar la estructura impositiva; Fijar salarios mínimos y máximos (tal vez con una estricta política fiscal); Mejorar el acceso y la calidad de la enseñanza universal; Legislar contra la discriminación; Invertir en las zonas más deprimidas; Facilitar la integración de los inmigrantes y de quienes cambian de domicilio; Combatir la pobreza y la exclusión social, Orientar los cambios societarios hacia una economía telemática que use dinero telemático, y así tener mejores estimaciones sobre ingresos y riquezas de cada familia; etcétera.

G36. Crear indicadores de prosperidad. Si los indicadores económicos convencionales no sirven para evaluar la prosperidad de una sociedad adelantada, hay que desarrollar otros indicadores que en su conjunto nos permitan evaluar los progresos realizados. Eso significa medir capacidades de diferentes sectores de la población y del país. Desarrollar una contabilidad nacional del bienestar, con parámetros tales como esperanza de vida, nivel educativo, capital social, capital natural, estructuración y fortaleza de comunidades, comisión de ilegalidades, adicciones a drogas, al tabaquismo, y al alcoholismo, etcétera. Esta nueva contabilidad nacional habría, también, de incorporar de una forma sistemática otros factores ecológicos y sociales no mencionados.

G37. Reforzar el capital humano y social, y también enfocar en un valor como la felicidad. Comprender que la prosperidad consiste, en parte, en la capacidad de participar todos juntos en la vida de la sociedad de la que formamos parte, lo que nos obliga a tener en cuenta los recursos humanos y sociales en su conjunto. La construcción de sociedades resistentes a los shocks económicos es un objetivo fundamental, y por eso hará falta crear y proteger los espacios públicos, dar apoyo y reforzar las iniciativas de comunidades sostenibles, reducir tal vez la movilidad geográfica laboral, proporcionar formación continuada, descentralizar la responsabilidad de planificación local, proteger los medios de comunicación públicos, los museos, las bibliotecas, los parques, apoyar el teletrabajo, preocuparse bastante más por la educación física y por la salud humana, etcétera, etcétera.

G38. Revertir la cultura del consumismo, desestimular la cultura del consumismo. Este estilo y enfoque de vida es alentado por la propaganda y por las empresas, y los propios Estados han permitido este desarrollo en parte para favorecer el crecimiento basado en el consumo, pero sin duda este consumismo hiper-estimulado y exacerbado también tiene impactos psicológicos, sociales, y ambientales, muy negativos. Tenemos que desmontar sistemáticamente los incentivos que favorecen el consumo materialista y la competencia improductiva por el status social. Eso requerirá: Mejorar la protección del consumidor, especialmente con respecto a la calidad y la durabilidad de los productos, y también regular la comunicación comercial (la propaganda comercial). Quizás, incluso, hará falta prohibir la publicidad dirigida a los jóvenes (al menos de ciertos productos, alcohol, cigarrillos, comida chatarra, prendas de vestir), y también establecer zonas libres de establecimientos y mensajes comerciales, y también establecer el derecho a clarificar los lados oscuros de los mensajes publicitarios (entre algunas de las medidas que podrían ser estudiadas y ensayadas).

G. PROPUESTAS SOBRE EL SISTEMA ECOLÓGICO Y EL SISTEMA ECONÓMICO - RESPETO POR LOS LÍMITES ECOLÓGICOS DEL PLANETA

G39. Imponer limitaciones claramente definidas a la explotación de recursos fósiles y a las emisiones gaseosas. Una prosperidad sostenible implica una atención constante a los límites de la actividad económica, y la imposición de límites estrictos a las emisiones es vital para una economía sostenible. Se tiene que aplicar el modelo de contracción y convergencia que se ha desarrollado para controlar las emisiones a nivel global. Se tienen que imponer límites progresivamente más reducidos sobre el consumo de todos los recursos no renovables, y para los renovables tenemos que identificar qué nivel de consumo es compatible con su mantenimiento. Una vez se determinen estos límites, tienen que ser éstos los que gobiernen la nueva macroeconomía. Pero bueno, también hay que reconocer las enormes dificultades que habrá para que algo de este tipo se apruebe a nivel internacional. Por ello sería bueno pensar también otras estrategias que podrían ser alternativas o complementarias de la indicada. Recordemos el principio ya pregonado en varias recomendaciones del presente consenso: "Quien perjudica es quien paga"; "Quien daña es quien debe reparar el daño". Si se implanta una verdadera moneda internacional controlada por un organismo internacional, es a través de esa moneda que se podrían orientar actividades e investigaciones en el sentido antes indicado, y usando básicamente herramientas económicas. Finalmente es el dinero que mueve al mundo. El desplome del llamado socialismo real se produjo debido a efectos económicos y no debido al resultado de una guerra.

G40. Impulsar una reforma fiscal generalizada que favorezca la sostenibilidad. Hacen falta sistemas impositivos ecológicos, sistemas que tal vez penalice menos los ingresos y más los gastos, en función del impacto ecológico que estos últimos tengan. En cierta manera, esto ya se ha empezado a hacer, sobre todo en Europa, pero de forma insuficiente, y por cierto habrá que profundizar la tendencia hasta tal vez convertir el consumo de recursos y las correspondientes emisiones en el principal criterio fiscal, procurando hacerlo, respetando y acentuando la progresividad actual de los sistemas tributarios. Desde este punto de vista hay que tener en cuenta que la fiscalidad automática o casi totalmente automática es perfectamente posible, en una sociedad fuertemente telemática basada en buena medida en dinero telemático. Ello permitiría desde el punto de vista práctico, tener una enorme cantidad de impuestos, directos e indirectos, a los ingresos y a los consumos, progresivos y de tasa única, a determinados actos o situaciones o realidades familiares de conjunto, etcétera, etcétera. Por cierto, si la comodidad para los contribuyentes no se ve afectada puesto que la recaudación tributaria sería automática y compulsiva, y si no hay mayores gastos en controles puesto que los cálculos de los impuestos y de las tasas serían casi totalmente automáticos, entonces los legisladores y los institutos especializados de los Estados bien podrían manipular los porcentajes de cargo, de forma que en cierto momento primaran algunos de los impuestos mientras que otros serían de incidencia muy marginal o insignificante. Así podríamos obtener sistemas fiscales muy eficientes, y muy finalistas, y muy ajustables a las necesidades de los Estados y de la comunidad internacional toda.

G41. Promover una transferencia tecnológica más abierta, y por distintas vías promover la protección de los ecosistemas. Una de las principales motivaciones para redefinir las bases de la prosperidad en las economías adelantadas, es facilitar el crecimiento que necesitan los países más empobrecidos, muchos de los cuales tienen situaciones sociales verdaderamente desastrosas que de una manera o de otra es obligatorio atender. Pero cuando estas economías periféricas mejoren y crezcan, también tendrán necesidad de asegurarse de que lo que hagan sea sostenible. Será necesario pues constituir un fondo tecnológico internacional para inversiones en energías renovables, así como en eficiencia energética, en reducción de emisiones, en apoyo a los mecanismos de absorción de carbono (bosques, métodos industriales, etcétera), en apoyo a la protección de la biodiversidad. Este fondo se podría financiar con impuestos sobre las importaciones provenientes de estos países, y/o con tasas tipo Tobin sobre los movimientos internacionales de capitales, y/oo con mecanismos como los que un día propusiera Lord John Maynard Keynes. En fin, este es un tema técnico que deberá ser muy profundamente estudiado. Desde estas líneas enfatizamos que el dinero digital, nominativo, e informativo, mucho podría ayudar en la implementación de estas herramientas fiscales.

Juan Carlos Anselmi Elissalde

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