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Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.

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Agustí Chalaux.

Martí Olivella: «Somos un país con nula cultura de transparencia».

Vilaweb. Logotipo.Vilaweb, 13 de junio de 2016.

«Somos un país con nula cultura de transparencia».

Entrevista a Martí Olivella, miembro del Observatorio Ciudadano contra la Corrupción, que hoy organiza un debate con los partidos que se presentan a las elecciones del 26-J.

Foto: Martí Olivella, miembro de la comisión Nueva Política del Parlamento Ciudadano.
Foto: Martí Olivella, miembro de la comisión Nueva Política del Parlamento Ciudadano.

Por: Josep Rexach Fumanyà.
13 de junio de 2016, 22h.

En diciembre pasado todos los partidos políticos del Parlamento de Cataluña -excepto el PP- firmaron el Pacto Social Contra la Corrupción un decálogo impulsado por el Parlamento Ciudadano que incluye treinta medidas para combatir estructuralmente la corrupción. El encargado de velar por el cumplimiento del pacto es el Observatorio Ciudadano contra la Corrupción. No tiene capacidad sancionadora, pero aprovecha actos con los partidos para deliberar sobre la reducción de gastos electorales o la financiación de los partidos, por ejemplo. El objetivo final es que los compromisos que alcanzan los partidos sobre la corrupción se puedan plasmar en leyes.

Uno de estos actos deliberativos con los partidos se organiza hoy en el Centro Cívico del Parque-Sandaru de Barcelona. Representantes de las fuerzas políticas que se presentan a las elecciones españolas explicarán qué hacen para cumplir el decálogo del Pacto Social Contra la Corrupción. Hablamos con Martí Olivella, uno de los impulsores y miembro del Observatorio Ciudadano contra la Corrupción, que hoy moderará el acto.

—¿Cuál es la labor del Observatorio Ciudadano Contra la Corrupción?—

—Después de dos años de deliberación, el Parlamento Ciudadano elaboró ​​treinta medidas y un decálogo que hicimos llamar Pacto Social Contra la Corrupción, firmado por once partidos, todos menos el PP, y una treintena de entidades sociales. El último punto era crear un espacio permanente de seguimiento del pacto. Que no sirve sólo para hacer la foto.—

—Y aquí intervenís vosotros.—

—Exacto. El Observatorio Ciudadano Contra la Corrupción vela por la aplicación de las medidas del pacto. Por ello, el formato de debate electoral del acto de hoy lo hemos reconvertido en deliberación electoral. Porque de las treinta medidas, los partidos prioricen aquellas que consideran viables, posibles y, si se puede, que sean acordadas entre todos para aplicarlas. También, como fruto del pacto, participamos en la comisión contra la corrupción del Parlamento de Cataluña. Vamos a todas las sesiones y hacemos nuestras preguntas después de los partidos.—

—Los partidos trabajan como es debido para cumplir el decálogo?—

—Hoy los pondremos entre la espada y la pared para ver cómo se cumplen estos puntos. No estamos todavía en la fase de poder decir si cumplen o no. Aún es la hora que nos digan qué cumplen y qué piensan hacer para cumplirlo.—

—Decís que veláis por el cumplimiento del pacto. Tenéis potestad para sancionar?—

—Somos un observatorio de la sociedad y, como la mayoría de observatorios, no sólo observamos sino que actuamos, criticamos, proponemos y sugerimos. Pero no tenemos ninguna capacidad fiscalizadora ni sancionadora. Por eso debemos actuar siempre que tenemos la oportunidad para que los partidos se comprometan a aplicarlo en una ley. Como es el caso del acto de hoy y en la comisión del parlamento. No somos como el Grupo de Trabajo Contra la Corrupción o Xnet, que tienen la función, sobre todo, de denunciar los casos de corrupción. Esto ya hay gente que lo hace muy bien. Nuestra función es acordar las medidas para que estructuralmente la corrupción sea difícil y no quede impune.—

—El objetivo final, pues, es que todo quede plasmado en una ley.—

—No en una ley y basta, sino en varias. Claro, las medidas tocan cosas muy diferentes. Unas corresponden a cómo mejorar el sistema de contratación, otras a la manera de financiar las campañas electorales y los partidos... Es muy difícil de concretar todo en una sola ley. Pero la intención es que se pueda ir concretando con medidas legislativas y más, a partir de prácticas sociales. No todo depende de los partidos ni de las leyes, también depende de la ciudadanía, los colegios profesionales y de las entidades. Es decir, tiene que haber un cambio de cultura social en estos ámbitos. No dejar pasar, no mantener complicidades ni silencios. Como ciudadanía, debemos pasar a ser activos.—

—Me gusta mucho como definís la corrupción en vuestra web. Decís que es «una enfermedad social». Pero, ¿por qué está tan extendida?—

—Normalmente, una gran parte de la gente contesta diciendo que esto corresponde a la naturaleza humana. Pero también corresponde a la naturaleza humana ir a 200 km/h en la carretera y saltar los semáforos, y la sociedad sabe que, contra cosas como estas, debe dotarse de unas reglas y unos sistemas de prevención y de sanción para que aquellos actos antisociales se reduzcan. Pues eso también pasa con la corrupción. Somos un país con pocos años de cultura democrática y nula cultura de transparencia. Los suecos tienen una ley de transparencia desde el siglo XVIII. Nos llevan varios años de ventaja. Justo ahora hemos hecho la ley catalana y española de transparencia. Han sido la indignación y la crisis que han hecho emerger, gracias a las redes y los periodistas, una marea de corrupción que es la punta de un iceberg mucho más grande.—

—¿A qué os referís?—

—Al sistema de financiación de los partidos y el enorme coste de las campañas electorales. Un recurso que tenían los partidos para conseguir financiación eran los sobornos. Entonces, como que alguien lo tenía que hacer y ese alguien peligraba de ser pillado, pues aceptaba que cobrara una comisión. El 90% de los casos que emergen corresponden a financiación ilegal de los partidos, de los cuales, los conseguidores, llevaban un porcentaje. Por ello, las medidas que priorizamos como observatorio tienen que ver con la reducción del coste de los sistemas electorales y con la financiación de los partidos.—

—Precisamente, la reducción del coste electoral no se ha conseguido para las elecciones españolas tras una larga negociación.—

—No, porque no hay ninguna ley. Uno de los compromisos que les pediremos hoy precisamente en el debate es que se pongan de acuerdo en hacer un cambio radical en el sistema de gasto electoral y de envío. Al final, el ciudadano quiere información contrastada, no propaganda barata para el público y cara para el que la hace. Creo que esto es fácil de arreglar si hay consciencia.—

—La sensación sobre la corrupción es que no ha disminuido nada, estos últimos años, porque no paran de destaparse casos y más casos.—

—Sí, Pero son cosas diferentes. Una cosa es que se destapen casos de cosas que han pasado hasta ahora y otra es que se siga practicando la corrupción. Yo creo que claramente se van reduciendo los casos de corrupción. Pero ocurre que las denuncias van lentas y la justicia también. O tomamos decisiones para combatir estructuralmente la corrupción con un pacto de estado entre sociedad y partidos para cambiar las reglas de juego y entonces ser intransigentes, o torpedear la confianza en la democracia. Reforzamos frases como: «Al final todos los políticos son iguales», «Todos los partidos son corruptos»... Hay partidos corruptos y partidos que no lo son. Y hay políticos que son corruptos y políticos que no lo son. Debemos evitar la generalización, que nos lleva a situaciones autoritarias. «La democracia no funciona porque es corrupta». ¡Hombre, eso no! Pero debemos poder asegurarnos de que esto no ocurra. Por eso hay que cambiar algunas cosas; por ello se hace un pacto, para recomenzar.—


Enlace a la entrevista original en catalán:

http://www.vilaweb.cat/noticies/som-un-pais-amb-nul%C2%B7la-cultura-de-transparencia/


Enlaces relacionados:

Martí Olivella. El poder del dinero (índice).

Pequeña historia de la moneda.

Un instrumento para construir la paz.

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