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Nuevos apartados:

Los «Cien pasos de una vía de humanidad» de Lluís Maria Xirinacs.
Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.

Al servicio de este pueblo.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.

Diario de un senador.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.

Publicaciones:

Mundo alternativo.
Lluís Maria Xirinacs.

Pequeña historia de la moneda.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.

El capitalismo comunitario.
Agustí Chalaux de Subirà.

Un instrumento para construir la paz.
Agustí Chalaux de Subirà.

Leyendas semíticas sobre la banca.
Agustí Chalaux de Subirà.

Ensayo sobre Moneda, Mercado y Sociedad.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.

El poder del dinero.
Martí Olivella.

Introducción al Sistema General.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.

Silencio... Rebelaos.

El Punt Avui. Logotipo.El Punt Avui+. Martes, 18 de Junio de 2019.

Política.

Opinión.

Silencio... Rebelaos.

Lluís-Ignasi Pastrana Icart.
Doctor en derecho penal y miembro de «Silencio... rebelaos».

Una de las acciones del colectivo «Silencio... Rebelaos», en Tarragona este año. Foto: El Punt Avui.
Una de las acciones del colectivo «Silencio... Rebelaos», en Tarragona este año. Foto: El Punt Avui.

Los actos de Tarragona y Madrid han sido el mejor entrenamiento de la no-violencia.

El pueblo tiene que liderar el proceso, pero que nadie se confunda: nos necesitamos todas.

La acción de Silencio... Rebelaos, en buena parte, está inspirada en la frase de Luther King «La mayor tragedia no es la brutalidad de los hombres malos, sino el silencio de los hombres buenos. No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos.» Y surge de la necesidad de interpelar a la sociedad en general, y a los colectivos de jueces, fiscales y policías en particular, ante la infracción sistemática de los principios y límites del derecho penal y del alarmante retroceso en la consolidación de derechos y libertades que, reconocidos en la Constitución española, parecían libres de cualquier ataque.

Después de un año, creo que no nos queda más remedio que reconocer que no ha sido nada fácil la interactuación con los integrantes de estos colectivos, puesto que a pesar de haber hablado con jueces que se definen como progresistas o más o menos en la línea de Podemos, resulta que finalmente estos jueces callan. También hemos observado que callan jueces que pertenecen a colectivos o asociaciones como por ejemplo Jueces por la Democracia, así como fiscales «muy de iglesia» y de familia muy catalana o catalanista, conocidos por todo el mundo, que también han callado y no se atreven a manifestar ningún tipo de desacuerdo ante las inmoralidades e injusticias que hemos vivido, que estamos viviendo y que todavía tenemos que ver y vivir tal como están las cosas. Y, desgraciadamente, este año también hemos conocido policías que dicen que tienen vocación de justicia, pero que también callan, ya sea por un corporativismo mal entendido o para no poner en riesgo la que acaba siendo su triste profesión. Unos policías que, en vez de garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos y darles seguridad, son capaces de no denunciar actuaciones sistemáticas al margen de la ley llevadas a cabo por sus compañeros de profesión. Y tristemente no me refiero sólo a miembros de la Guardia Civil o del Cuerpo Nacional de Policía, sino también, y en buena medida, a integrantes del cuerpo de los Mossos d'Esquadra.

La experiencia en Tarragona, que precisamente este martes día 11 cumplió un año, ha sido brutal. El convencimiento y la persistencia de los integrantes de Silencio –que en buena parte no se conocían entre si, venidos de varios lugares y por varias razones– han permitido, durante estos doce meses, unirnos por la defensa de unos mismos objetivos: la recuperación de derechos y libertades, la liberación de los presos y la consecución del derecho a decidir. Por otro lado, tanto este año ante el Palau de Justicia de Tarragona como, y sobre todo, los cuatro meses ante el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional de Madrid, han sido el mejor entrenamiento de la acción no violenta que podíamos haber imaginado. No tenemos que olvidar, como a menudo nos recuerda Pepe Beúnza, que somos aprendices de la no-violencia.

Quiero agradecer a Madrileños por el Derecho a Decidir, a la cuadrilla, Ernesto, Pedro, Pablo, Juanma, Mireille, Robert, Leti, Rosa, Concha, Jaime, África... y muchos más, hasta una cuadragésima de personas, su ayuda, sin la cual la acción muy seguro que no habría sido posible. Gracias también a los silenciosos de Tarragona por haber incrementado su esfuerzo ante el Palacio de la Injusticia. Lerin, Albert, Silvia, Luis y todo el resto, por haber posibilitado la acción en Madrid. Pero, por suerte, no ha sido solamente el colectivo Silencio, ni mucho menos. La respuesta ciudadana ha ido sorprendiendo en todo el país. Y así, iniciativas como por ejemplo las concentraciones periódicas e incansables en Lledoners, Mas d’Enric, la prisión de Tarragona (gracias, Òscar), la tercera juventud de Tarragona, los abuelos y abuelas de Reus, las Tejedoras por la República, los miles y miles de actos y acciones reivindicativas que han llevado a cabo todos y cada uno de los CDR..., así como la iniciativa de las autoinculpaciones llevadas a cabo por Taca d’Oli, con más de 1.300 autoinculpaciones presentadas en la fiscalía de Tarragona, la cual ha respondido que ninguno de los actos de preparación y de ejecución del referéndum constituyen delito (a pesar de que son en buena parte los hechos que se están juzgando al TS), son todas muestras de la fuerza de nuestro pueblo.

Cómo dice Maria Arnal musicando Brossa, quizás, «la gente no se da cuenta del poder que tiene», pero toda la gente que ha participado conscientemente y perseverantemente en estas dos acciones ha demostrado, como lo hicieron los centenares de miles de catalanes el 1 de octubre, que la ciudadanía empieza a estar preparada para hacer frente al Estado y rebelarse con los instrumentos más potentes que la no-violencia pone a nuestro alcance: la desobediencia civil y la no-cooperación. Sin embargo, hay que decir que, muy probablemente, la otra cara de la moneda de esta respuesta y perseverancia de la ciudadanía ha estado formada por políticos, partidos, entidades, organizaciones y algunos de sus líderes, que, tristemente, podemos afirmar que no han estado a la altura de la ciudadanía. Y digo esto porque, también en Silencio, así como en centenares de iniciativas de toda Cataluña, hay gente de todo tipo, gente de todas partes, con diferencias importantes, pero que han tenido claro desde el principio qué era el interés de país, cosa que demasiado a menudo, por no decir siempre, han querido ignorar aquellos que constantemente se están mirando el ombligo y el de sus organizaciones, contemplando cualquier otra acción que no sea la suya de manera desconfiada y con una soberbia indiferencia.

Pero, de esto, también tenemos que aprender, y aprovechando la experiencia que nos dan los errores cometidos, el ejemplo de la firmeza y perseverancia de la ciudadanía, la fuerza del trabajo bien hecho y el aprendizaje de estos errores, ahora es la hora de hacer un salto cualitativo y definitivo adelante, es la hora de darnos cuenta del poder que tenemos. Creo que ha llegado la hora que sea el pueblo el que lidere el proceso que nos tiene que llevar a ser lo que queremos ser. En palabras de en Llach, es la hora de «andar para poder ser y querer ser para andar». Y que nadie se confunda: nos necesitamos todas, todas, y más unidas que nunca. Y no tienen que hacer falta reuniones para decidir cual de los partidos y entidades va a la cabecera de la mani. No, a partir de ahora, a la cabecera de la mani ha de ir el pueblo, que es el protagonista de esta lucha; y la ruta de la mani la tiene que establecer el pueblo, que es quien ha demostrado por donde quiere ir; y qué tendrá que ser el final de la mani lo tiene que decidir el pueblo, que es quien sabe donde quiere ir a parar. Pero a la mani  tenemos que estar todos, partidos, sindicados, entidades, organizaciones profesionales, CDR, todos. Estoy convencido que con la no-violencia podemos lograr lo que queramos. No será fácil, está claro, tendremos que sufrir, pero los principales instrumentos de la no-violencia, la desobediencia civil y la no-cooperación, son nuestras mejores armas, los instrumentos que nos tienen que permitir manifestar nuestra conciencia de pueblo. Hace falta la firme manifestación de nuestro íntimo convencimiento de lo que tenemos que hacer y que es por eso que lo haremos. Estos dos requisitos en manos de un pueblo son suficientes para derrotar el Estado más poderoso.

Y es verdad, al Estado no le dan miedo los políticos, porque si conviene los encarcela; ni le da miedo la política, que si conviene la judicializa; ni siquiera los partidos y las organizaciones, que hemos visto que cuando le conviene también los ilegaliza. En el Estado, lo que realmente le da miedo, no dudéis, es la ciudadanía, la ciudadanía organizada. Una ciudadanía dispuesta a no cooperar y a desobedecer las leyes que considera injustas, y a hacerlo, no como una táctica ni como una estrategia, sino por el firme y íntimo convencimiento que desobedecer es lo que tenemos que hacer: «Cuando la injusticia se convierte en ley, la rebelión se convierte en un deber.» Thomas Jefferson.

Y si hasta ahora la dinámica ha sido la de las movilizaciones en forma de concentraciones o manifestaciones multitudinarias (entre otras, las fiestas del 11 de septiembre), ahora, estoy convencido, es el momento de las autoinculpaciones, también multitudinarias. Y cuando hablo de autoinculpaciones no me refiero a autoinculparnos de ningún delito, sino a autoinculparnos de unos hechos que no son ni tendrían que haber sido nunca considerados delitos.

Finalmente, si hasta ahora uno de los gritos que más se han escuchado y que más han caracterizado a las movilizaciones ha sido «las calles serán siempre nuestras», y efectivamente se ha estado en la calle y se continúa estando, querría proponeros que a partir de ahora el grito sea «llenemos las prisiones», y también llevarlo a cabo. Y esto, como máximo exponente de la desobediencia al Estado por parte de un movimiento que tiene que resultar imparable y que nos tiene que llevar definitivamente al logro de nuestro objetivo, que no es sino la consecución del derecho a decidir. Decidir nosotros nuestro futuro, el futuro que sea, pero el que decidamos nosotros, «todos nosotros». Y que no se engañe ni nos engañe nadie: para esta lucha definitiva, necesitamos líderes. Y, personalmente, dejadme decir que, por ahora, quién tiene que liderar este amplio movimiento creo que tiene que ser, indiscutiblemente por nuestra parte e insoslayablemente por parte de él, Jordi Cuixart. Sea en libertad desde las calles, sea privado de libertad desde la prisión. Incluso me atrevería a decir al mismo Cuixart: «Te guste o no te guste...» Jordi, disculpa..., pero «el pueblo manda». ¡¡¡Seguimos!!!

Enlace del artículo original en catalán:

https://www.elpuntavui.cat/politica/article/17-politica/1622720-silenci-rebel-leu-vos.html


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La revuelta pacífica. El hombre que tumbaba dictaduras con libros: Gene Sharp (1928-2018). Eduard Peris.

Pepe Beúnza: «Cuando quieres cambiar una sociedad injusta y violenta debes asumir riesgos y uno de ellos es la cárcel». Surtdecasa.cat.

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La no-violència en la pau i en la guerra (La no-violencia en la paz y en la guerra). Mohandas Karamchand Gandhi (pdf, en catalán). Introducción: Lluís Maria Xirinacs (en castellano).

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